La búsqueda visual impulsada por IA redefine las reserva de viajes

La planificación de un viaje comienza mucho antes de reservar un vuelo o elegir un hotel. Empieza en el momento en que una imagen despierta el deseo de explorar un lugar desconocido. Ese instante, donde una fotografía de una cala escondida o un paisaje urbano vibrante activa el «clic» emocional del viajero, es ahora el terreno de juego de la inteligencia artificial. Y en particular, de la búsqueda visual.

En un artículo reciente publicado por Phocuswright, se analiza cómo la búsqueda visual basada en inteligencia artificial está transformando el modo en que los consumidores descubren destinos y productos turísticos. Ya no se trata solo de introducir palabras clave en un buscador, sino de dejar que las imágenes hablen, que la IA interprete nuestros deseos y proponga experiencias a partir de lo que vemos, no solo de lo que decimos.

Un nuevo paradigma en la inspiración de viajes

Según Google, el 82% de las decisiones de viaje comienzan sin un destino específico en mente. En ese contexto, la búsqueda visual aparece como una herramienta crucial para captar la atención de los usuarios en las fases más tempranas del embudo de conversión.

El desarrollo de tecnologías como Google Lens y Pinterest Lens permite a los usuarios hacer una foto o subir una imagen para obtener resultados relevantes —desde hoteles similares hasta experiencias vinculadas con el estilo de vida proyectado en la imagen—. Lo interesante es que esta forma de búsqueda no requiere que el usuario conozca el nombre del lugar, ni que lo describa con precisión: basta con que lo vea.

Este tipo de tecnología genera lo que algunos expertos llaman «descubrimiento inverso»: el viaje no empieza con un destino, sino con una emoción. Con una estética. Con un estilo de vida deseado.

TikTok, Pinterest y la búsqueda que empieza en la emoción

No es casualidad que las plataformas que están liderando esta nueva tendencia sean redes visuales como Pinterest o TikTok. En el caso de Pinterest, su herramienta de búsqueda visual lleva años entrenándose para identificar no solo objetos sino patrones de estilo, colores, paisajes o emociones asociadas a las imágenes.

Pinterest afirma que los usuarios que interactúan con su buscador visual tienen una probabilidad 2,4 veces mayor de finalizar una conversión. Y no solo eso: son usuarios más abiertos a nuevas ideas y con mayor disposición a descubrir destinos que no estaban en su radar. Esta actitud exploratoria es oro puro para marcas turísticas, sobre todo aquellas que no forman parte del top of mind del viajero global.

TikTok, por su parte, se ha convertido en el nuevo motor de búsqueda para la Generación Z. El contenido en vídeo corto estimula una navegación más emocional y menos estructurada. Aquí, el usuario no busca un hotel en París: busca «el sitio con mejores croissants de París que no sale en las guías». El algoritmo detecta intenciones, hábitos y estilos de vida, no solo palabras clave.

IA generativa y búsquedas multimodales: el siguiente nivel

La evolución de esta tecnología no se limita al reconocimiento visual. La integración de modelos de IA generativa está dando lugar a experiencias multimodales donde los usuarios pueden combinar texto, imágenes, voz e incluso sentimientos expresados a través de emojis para expresar lo que desean.

Un ejemplo concreto lo encontramos en Amazon, que ya permite búsquedas como “necesito un vestido para una boda en la playa” y responde con resultados visuales relevantes sin necesidad de palabras clave estrictas. La traducción al entorno turístico es inmediata: ¿qué pasaría si un usuario pudiera decir “quiero un lugar como el que vi en esta película” y recibir ofertas de destinos y alojamientos similares?

Google está trabajando precisamente en esto con su iniciativa Search Generative Experience (SGE), una forma de búsqueda conversacional en la que los usuarios pueden iniciar la búsqueda con una pregunta y refinarla con imágenes o comentarios posteriores. La IA entiende el contexto y genera resultados personalizados en tiempo real.

Este tipo de búsqueda contextual y emocional abre una nueva dimensión en la experiencia del usuario. No se trata de buscar, sino de conversar con el buscador. De inspirarse, proyectarse, dejarse guiar.

Implicaciones para marcas turísticas

Este cambio en el comportamiento del usuario tiene profundas implicaciones para destinos, hoteles, aerolíneas y OTAs. Ya no basta con tener buenas descripciones o una estrategia SEO sólida. Ahora es imprescindible trabajar el contenido visual como canal principal de descubrimiento.

Las marcas deben invertir en imágenes que transmitan sensaciones, estilos de vida, momentos. Y sobre todo, deben etiquetar correctamente sus activos visuales. La IA necesita datos. Si una foto no tiene metadatos, si no está optimizada para el reconocimiento visual, el sistema simplemente no la ve.

Además, será fundamental preparar los sitios web para recibir tráfico desde entornos no tradicionales. Un usuario que llega desde una búsqueda visual no quiere leer un bloque de texto: quiere confirmar que lo que ha visto puede hacerse realidad. Y quiere reservarlo ya.

El caso de algunas startups pioneras

Varias startups están explorando el potencial de esta tecnología. Pilota, por ejemplo, utiliza IA para ayudar a las OTAs a mostrar opciones de vuelos que se ajustan mejor a las preferencias del usuario. Aunque su enfoque actual no es puramente visual, su motor aprende de las acciones del usuario y personaliza la experiencia de forma progresiva.

Otra startup, Clerkie, está trabajando en interfaces conversacionales para búsquedas de productos financieros, pero la lógica se puede trasladar fácilmente al turismo: permitir que el usuario hable con la IA como si fuera un agente de viajes, aportando imágenes, frases, referencias culturales y más.

¿Estamos preparados?

Como suele ocurrir con las innovaciones tecnológicas, la industria turística se enfrenta al reto de adaptarse con rapidez. Los grandes actores ya están integrando capacidades de IA generativa en sus canales. Booking.com y Expedia han lanzado asistentes conversacionales capaces de responder a dudas en lenguaje natural. Trip.com, por su parte, ha ido un paso más allá con TripGenie, un planificador de viajes impulsado por IA que entiende preguntas, procesa imágenes y genera itinerarios dinámicos.

El reto está en que estas tecnologías exigen una infraestructura tecnológica más sofisticada, equipos especializados en machine learning, y una mentalidad de marketing radicalmente distinta. No se trata solo de vender, sino de inspirar. No se trata solo de aparecer en los resultados, sino de formar parte del proceso emocional del viajero.

¿Y los riesgos?

Como toda innovación basada en IA, también existen riesgos. El principal: la precisión de los resultados. Una imagen puede interpretarse de muchas maneras, y un sistema mal entrenado puede sugerir destinos inadecuados o poco seguros. Además, existe el desafío ético de cómo se utilizan los datos visuales del usuario, especialmente cuando provienen de redes sociales o búsquedas privadas.

Por eso, será fundamental establecer buenas prácticas en el uso de la IA visual: transparencia en el tratamiento de datos, control por parte del usuario y revisión humana en los casos más sensibles.

El futuro ya está aquí

La búsqueda visual impulsada por IA no es una tendencia a largo plazo: es una realidad emergente que ya está redefiniendo las reglas del juego. Las marcas turísticas que entiendan este cambio y sepan integrarse en estos nuevos flujos de descubrimiento tendrán una ventaja competitiva decisiva.

En la industria del viaje, la inspiración siempre ha sido el primer paso. Lo que cambia ahora es la forma de capturarla. Y en esa nueva partida, las imágenes —y la inteligencia artificial que las entiende— se han convertido en el nuevo idioma del deseo viajero.

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