Bucear en Santa Marta para hallar otra ciudad bajo el mar

Bucear es vivir el fin del afán. Bajo el agua no hay tiempos, no hay frenesí y la mirada se pierde descubriendo colores, texturas y los maravillosos seres vivos que hay bajo el mar.

Hay que decirlo las veces que sean necesarias: Colombia es el segundo país más biodiverso del mundo. Y ese dato, tan solo ese, en turismo significa oportunidades de desarrollo, empleo y vidas dignas que respetan los entornos y que son capaces de descubrirse diariamente.

Desde los tiempos de Leonardo da Vinci, el ser humano ha sentido y explorado la necesidad de entender y observar lo más profundo del océano. Y solo desde el siglo XVII empezaron a crearse los primeros equipos de buzos. Desde entonces, diferentes entusiastas, fanáticos de la adrenalina y la naturaleza se han dado sus mañas para hacer de esta práctica algo seguro, viable y único. Una experiencia que en las aguas de los mares colombianos se puede vivir y sentir de una forma diferente.

Estos tiempos pandémicos han modificado comportamientos. Bioseguridad, protocolos, distanciamiento, ventilación y sanidad. Todos son términos que hoy marcan el deber ser de las cosas. Por eso, el buceo es quizás una de las actividades turísticas más seguras de hacer y de las más placenteras.

Buceo en Santa Marta: otra ciudad bajo el mar

Colombia, con sus dos extensas costas sobre el Pacífico y el Atlántico, tiene un sinfín de clubes de buceo. Nada más sumando los que hay en Taganga, Santa Marta y Rodadero, son más de 30 clubes, con un promedio de tres a cinco instructores, en los que se puede bucear de forma recreativa y también existen los que certifican a quienes quieren adentrarse y recibir una certificación profesional como buzo.

“La facilidad al acceso que hay en los mares de Santa Marta da la posibilidad de encontrar diversos puntos, cada uno muy cerca del otro. Por ejemplo, en Panamá, en la isla de Coiba, es un lugar mágico para bucear. Allí se pueden ver ballenas y tortugas, pero queda casi a dos horas del puerto. En cambio de la bahía de Santa Marta todo queda a cinco minutos en lancha, y si es para el Tayrona no superan los 15 minutos de trayecto”, dice Álex Cacante, fundador e instructor de Dive Pro Buceo, uno de los varios clubes que ofrecen planes que oscilan entre los $280.000 y $400.000 para la inmersión recreativa, que consta de dos experiencias de una hora, la primera más de técnica y respiración, y la segunda ya más enfocada en descender y disfrutar de la vista de peces, plantas y corales.

Si se le agarra rápido la técnica de respirar por la boca a través del regulador, una boquilla que conecta al tanque de aire comprimido, se logra descender más de 12 metros.

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