
Cinco ríos imperdibles para hacer rafting en Colombia
¿Busca un plan diferente para el fin de semana o las vacaciones y le gusta la adrenalina? hacer rafting en Colombia es una de las formas más emocionantes de conectarse con la fuerza de la naturaleza y descubrir la importancia de los ríos del país y uno de los mejores planes para hacer al menos una vez en la vida. Desde los rápidos imponentes del Suárez hasta las aguas cristalinas del Fonce o el entorno selvático del río Mocoa, el país ofrece experiencias únicas que combinan aventura, paisajes asombrosos y encuentros con la flora y fauna de cada región.
1. El Río Suárez y el Río Fonce, Santander
El río Suárez y el río Fonce son dos de los lugares más destacados para practicar deportes acuáticos en Colombia. Ambos están en el departamento de Santander y ofrecen experiencias únicas para los amantes de la aventura.
El río Suárez nace en la laguna de Fúquene, tiene 172 kilómetros de largo y una cuenca de casi 10.000 km². Es famoso por sus rápidos de nivel IV y V, que son de los más desafiantes. Algunas de sus secciones más conocidas son “El Laberinto”, “Martha’s Tongue” y “La Sorpresa”, esta última con olas que superan los 3 metros de altura.
Por su parte, el río Fonce nace en la Cordillera Oriental y se forma en Charalá, donde se unen los ríos Pienta y Riachuelo. Es conocido por ser el primer lugar donde se practicó rafting en Colombia. Tiene un recorrido de 11 kilómetros con aguas claras y rápidos de nivel III y IV, lo que lo hace ideal para familias y principiantes. Además, durante el paseo se puede saltar al agua para refrescarse y divertirse aún más.
La mejor época para visitar estos ríos y practicar deportes acuáticos se extiende de marzo a noviembre, cuando las condiciones hidrológicas son óptimas. Las experiencias en ambos ríos suelen complementarse con actividades adicionales como buffets de comida local a orillas del río tras completar el Suárez, o la oportunidad de explorar secciones más naturales y menos transitadas en el caso del Fonce.
2. Río Chicamocha, Santander
El río Chicamocha, uno de los más importantes del centro-oriente de Colombia, nace en el Alto del Moral en la zona rural sur de Tunja, donde inicialmente se conoce como río Chulo o Jordán (Funsi en lengua Chibcha). Este imponente cuerpo de agua recorre la Cordillera Oriental de los Andes en dirección suroeste a noreste, fortaleciéndose progresivamente al recibir las aguas del río Tuta y otros afluentes de Sotaquirá. Hace un largo viaje antes de desembocar en el río Magdalena cerca de Barrancabermeja, completando así un viaje que no solo conecta geográficamente diversas regiones colombianas sino que también moldea uno de los escenarios naturales más populares del país: el Cañón del Chicamocha.
Esta maravilla natural se ha convertido en un destino predilecto para los amantes de la aventura, ofreciendo una experiencia única de rafting que combina la adrenalina de sus desafiantes rápidos de clase IV con vistas panorámicas espectaculares. Durante aproximadamente tres horas de descenso, los aventureros tienen la oportunidad de navegar entre las imponentes paredes rocosas del cañón que alcanzan más de 1.800 metros de altura, proporcionando lo que muchos consideran la mejor perspectiva posible de esta formación geológica. El recorrido incluye emocionantes tramos con rápidos de nivel I hasta IV que varían en intensidad según el caudal del río (a mayor caudal, mayor velocidad y adrenalina).
3. Río del Cañón del Guejar, Meta
El Río del Cañón del Güejar, situado en el departamento del Meta en Colombia, representa una experiencia de rafting extraordinaria para los aventureros que buscan combinar adrenalina con belleza paisajística incomparable. Enclavado en las estribaciones de la Cordillera Oriental y formando parte del límite norte del Parque Nacional Natural Sierra de la Macarena, este río ofrece desafiantes rápidos de clase IV y V que ponen a prueba las habilidades de navegación mientras se avanza entre grandes paredes rocosas. El corredor ecológico entre Mesetas y San Juan de Arama, donde se encuentra este cañón, forma parte del Distrito de Manejo Integrado Ariari-Guayabero, una zona de alta relevancia ecológica que desde 2018 ha sido objeto de estudios de capacidad de carga para garantizar un ecoturismo ordenado y sostenible. La experiencia en estas aguas turquesas no solo ofrece la emoción de enfrentar corrientes desafiantes, sino también la oportunidad de admirar la extraordinaria biodiversidad que caracteriza esta región, con su flora y fauna únicas que enriquecen cada momento de la travesía.
Más allá de la actividad de rafting, el destino de Güejar cautiva por la diversidad de experiencias naturales que ofrece, incluyendo la posibilidad de nadar en piscinas naturales formadas por el río, explorar senderos ecológicos y maravillarse ante cascadas cristalinas en un entorno prácticamente prístino.
4. Río La Miel, Caldas
El Río La Miel emerge como un espléndido tesoro hídrico del oriente caldense, naciendo en la cuchilla Picona en el municipio de Marulanda, para luego descender majestuosamente por la cordillera Central con vista al valle del Magdalena, bañando en su recorrido los municipios de Pensilvania, Manzanares, Marquetalia, Victoria, Samaná, Norcasia y La Dorada, donde finalmente entrega sus aguas al Río Magdalena. Este afluente representa no solo un recurso energético vital para Colombia sino también un renaciente destino turístico, especialmente para la práctica del rafting.
La aventura comienza típicamente en el puente Hierro, donde los visitantes, equipados con chalecos salvavidas, cascos y balsas de PVC especializadas, descienden aproximadamente 8.5 kilómetros por aguas cristalinas y verdosas rodeadas de espesa vegetación, formaciones rocosas impresionantes y una abundante biodiversidad que incluye monos aulladores, cormoranes, martines pescadores y diversas especies de peces como picudas, doradas y mojarras.
Lo más significativo de este paraíso natural es su transformación de zona de conflicto armado a emblema de resiliencia y esperanza. Durante años, estos parajes estuvieron vedados por la violencia, pero actualmente representan una oportunidad de desarrollo sostenible para los habitantes de Norcasia, particularmente para jóvenes emprendedores, quienes optaron por educarse en turismo rural y aventura en lugar de emigrar en busca de oportunidades
5. Río Mocoa, Putumayo
El río Mocoa constituye un importante afluente dentro del sistema hidrográfico de la región amazónica, formando parte de la gran cuenca del río Amazonas en la zona hidrográfica del río Caquetá y la subzona del Alto Río Caquetá. Su cuenca abarca una superficie de 66.163 hectáreas e integra 22 microcuencas destacadas, entre ellas Taruca-Sangoyaco, Mulato, Rumiyaco, Pepino, Afán, Canalendres y Dantayaco. Este cuerpo de agua representa una fuente vital para la región, con una significación tanto ecológica como cultural para las comunidades aledañas.
La experiencia de rafting por el río Mocoa ofrece un recorrido lleno de adrenalina y belleza natural a través de los rápidos de nivel III, ideal para principiantes por su moderada dificultad. El trayecto de tres a cuatro kilómetros se desarrolla en las proximidades de Mocoa, capital del Putumayo, bajo la supervisión de guías profesionales que proporcionan equipos de seguridad de primer nivel. Los participantes pueden complementar esta actividad con rappel, visitas a la impresionante Cascada del Fin del Mundo cerca de Villagarzón, o disfrutar de las aguas tranquilas del Ojo de Dios, rodeados por la exuberante vegetación selvática y la diversa fauna amazónica que caracteriza este extraordinario entorno natural.
Fuente: El Espectador