Los free tour crecen y ya dejaron de ser sinónimo de informalidad

En la última década, el concepto de free tour se consolidó como una de las mayores transformaciones en la forma de recorrer una ciudad. Lo que comenzó como una alternativa informal y accesible, hoy se ha convertido en un modelo profesionalizado que mueve a millones de viajeros cada año. Y América Latina no ha sido la excepción: en destinos como Buenos Aires, Ciudad de México, Lima o Bogotá, estos recorridos se integran cada vez más al ecosistema turístico formal, de la mano de plataformas globales de tours y excursiones.

Del “paga lo que quieras” al estándar de calidad

El término free tour puede generar confusión: no se trata de un servicio gratuito, sino de un formato de pago voluntario, donde el visitante decide la propina o retribución al finalizar el recorrido. La clave de su éxito reside en su barrera de entrada baja, su formato flexible y su carácter social. Para muchos viajeros —especialmente los más jóvenes— representa una primera toma de contacto con la ciudad, una oportunidad de orientación cultural y una forma de conectar con otros turistas.

Sin embargo, el modelo ha evolucionado. “El free tour dejó de ser sinónimo de informalidad”. El objetivo de las empresas es profesionalizarlo, garantizar que cada guía esté acreditado, que las rutas sean de calidad y que la experiencia cumpla con los estándares que esperan tanto el viajero independiente como las agencias.

Un canal estratégico para agencias y operadores

Aunque el concepto nació como una iniciativa independiente entre guías locales, hoy los free tours son también una herramienta de captación dentro del canal B2B. 

Ademas el  free tour puede ser la puerta de entrada a otros servicios: tours premium, traslados, excursiones de día completo o experiencias gastronómicas. En ese sentido, su función no es sólo cultural o recreativa, sino también estratégica, dentro del embudo de conversión del viajero digital.

Además, para los destinos emergentes de América Latina, la presencia de estos tours implica una democratización del acceso a la oferta turística, que beneficia tanto a visitantes con presupuestos ajustados como a los guías locales que encuentran en este formato una oportunidad formal de trabajo.

Juan Ignacio Rosello, Country Manager México & Business Development US and Central América en Civitatis señalo "La demanda de Free Tours en México creció un 65% este 2025 vs. 2024. Y agrego "en Mexico tenemos 26 Free Tours en el país, y 8 en la vibrante Ciudad de México"

Retos y perspectivas

No todo es positivo. Uno de los principales desafíos del modelo sigue siendo la percepción de gratuidad, que a veces genera expectativas erróneas o un desequilibrio en la retribución al guía. En algunos países, los operadores han comenzado a promover campañas de concientización para recordar que “gratis” no significa “sin valor”.

Por otro lado, la regulación del trabajo independiente en el sector turístico continúa siendo un tema pendiente. Civitatis ha buscado adelantarse a este debate a través de protocolos de calidad y verificación, asegurando que los guías cuenten con las acreditaciones locales y que los clientes conozcan claramente las condiciones del servicio.

A futuro, el crecimiento del turismo pospandemia y el auge del viaje independiente refuerzan el potencial de los free tours como puerta de entrada a experiencias urbanas más profundas. Su formato ágil y su bajo costo logístico los hacen especialmente atractivos para ciudades medianas que buscan posicionarse como nuevos polos turísticos.

Una tendencia con sello iberoamericano

Lo que empezó como una innovación en Europa, hoy se consolida en América Latina con identidad propia. El viajero regional, cada vez más digital y exigente, encuentra en plataformas de tours y excursiones una forma segura y práctica de descubrir las ciudades con la mirada de un local, sin perder la estructura profesional que demanda el sector.

El free tour ya no es una moda pasajera. Es parte esencial de cómo los viajeros exploran, comparan y eligen qué destino recordar. Lo gratuito, al final, no está en el precio, sino en la libertad de elegir cuánto vale una buena historia bien contada.

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