Resiliencia en turismo: 4 formas de adaptarse al nuevo contexto global

La industria de los viajes vuelve a enfrentarse a una etapa de incertidumbre. Apenas unos años después del golpe de la pandemia, una nueva ola de disrupciones pone a prueba la capacidad de adaptación del sector. Dinámicas comerciales inestables, cambios en las expectativas de los viajeros y riesgos operativos crecientes configuran un panorama donde la reacción táctica ya no basta: se impone una resiliencia estructural.

Según la última Consumer Pulse Survey 2025 de Accenture, el 54% de los consumidores a nivel global expresa niveles inusualmente altos de incertidumbre, más del doble que en diciembre de 2024. Esta percepción no solo afecta las decisiones de consumo en general, sino también el modo en que se planifican, postergan o limitan los viajes.

El desafío es doble: mientras los viajeros buscan ajustar sus presupuestos viajando menos lejos o directamente cancelando planes, las empresas turísticas enfrentan costes crecientes que amenazan sus márgenes de rentabilidad. En este escenario, reaccionar ya no es suficiente: es necesario transformarse.

Del recorte reactivo a la reinvención estratégica

La tentación de reducir gastos como mecanismo de defensa es comprensible. Sin embargo, esas medidas tácticas ofrecen alivios momentáneos que pueden comprometer el crecimiento a largo plazo. En cambio, se requiere una mentalidad más ambiciosa: construir una organización capaz de anticiparse al cambio, adaptarse con agilidad y encontrar nuevas formas de generar valor.

Este enfoque parte de una base tecnológica robusta que combine plataformas digitales, datos integrados, inteligencia artificial (IA) y seguridad de la información. A partir de allí, Accenture propone cuatro dimensiones en las que las compañías turísticas pueden fortalecer su resiliencia: operaciones, estrategia comercial, equipos humanos y tecnología.

1. Resiliencia operativa: agilidad para proteger márgenes

Una de las claves para soportar las variaciones en los costes operativos es rediseñar los procesos para que sean más ágiles y adaptativos. En el caso aeroportuario, ya existen ejemplos concretos como los digital twins, réplicas virtuales en tiempo real de las operaciones físicas que permiten simular escenarios complejos (picos de pasajeros, interrupciones climáticas o fallas técnicas) y anticipar respuestas.

En la hotelería, algunas cadenas están apostando por automatizar tareas clave como el check-in o la gestión del housekeeping para hacer frente a la escasez de personal sin comprometer la experiencia del huésped.

2. Resiliencia comercial: proteger ingresos sin perder clientes

Con una demanda volátil y consumidores más sensibles al precio, las empresas deben encontrar el equilibrio entre rentabilidad y fidelidad. Una vía posible es redoblar esfuerzos en el turismo doméstico, adaptando las propuestas a las preferencias locales. Otra, diversificar fuentes de ingreso más allá de la venta directa de asientos o habitaciones.

Aquí, las plataformas basadas en inteligencia artificial pueden marcar una diferencia decisiva. Al analizar datos en tiempo real (tendencias de búsqueda, comportamientos de reserva, sentimientos expresados por los clientes), es posible identificar oportunidades emergentes y tomar decisiones comerciales con mayor precisión.

Integrar estas herramientas dentro de una estrategia de precios dinámica permite responder de manera más ágil a los cambios del mercado, maximizando el rendimiento incluso en contextos impredecibles.

3. Resiliencia de las personas: talento preparado para el cambio

El capital humano es otro pilar fundamental. En un contexto de inflación, inseguridad laboral y transformación tecnológica acelerada, las empresas deben cuidar la moral de sus equipos y fortalecer el compromiso a largo plazo.

Herramientas de monitoreo en tiempo real del clima laboral permiten detectar señales tempranas de desgaste o insatisfacción y activar acciones preventivas. Además, simplificar procesos y facilitar la colaboración entre personas y tecnologías —especialmente con soluciones basadas en IA— contribuye a mejorar la productividad y el bienestar.

De hecho, el 94% de los líderes turísticos consultados en la encuesta de Accenture ya están revisando sus estrategias de talento para adaptarse a la nueva economía digital y al auge de la IA generativa.

4. Resiliencia tecnológica: agentes autónomos para una gestión inteligente

Frente a una creciente complejidad operativa, la incorporación de agentes autónomos basados en IA emerge como una solución transformadora. No se trata solo de chatbots o automatización básica, sino de sistemas que aprenden, se adaptan y toman decisiones en áreas clave como marketing, operaciones o atención al cliente.

Estos agentes pueden, por ejemplo, analizar patrones de reserva, proyectar demanda por región o segmento y optimizar campañas en tiempo real. Su impacto se amplifica cuando se combinan con medidas estratégicas de soberanía digital, seguridad cibernética y control de datos, aspectos cada vez más relevantes ante posibles amenazas geopolíticas o regulatorias.

Un llamado a liderar el cambio

La industria de los viajes ya demostró que puede superar crisis sin precedentes. El próximo paso es consolidar esa resiliencia para hacerla sostenible. Aquellas organizaciones que inviertan hoy en adaptabilidad tecnológica y humana estarán mejor preparadas para afrontar los desafíos que vendrán.

Más allá del contexto económico, se trata de sentar las bases de una nueva forma de operar: una que no solo resista las disrupciones, sino que se nutra de ellas para innovar, reinventarse y seguir siendo relevante.

Información original en PhocusWire.

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